Recursos de Venta | Parte 7: Las Inversiones

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En la última publicación, comentamos que las fuentes de financiamiento pueden ser internas o externas. El saber identificarlas nos permitirá saber a qué fuente podemos recurrir luego de definir claramente nuestras necesidades.

En este punto debemos esclarecer lo siguiente: las inversiones no sólo se refieren a proyectos de inversión, donde esperamos mayores ingresos futuros o a generar ahorros significativos. También son inversiones, por ejemplo,  ampliar plazos de cobranza (inversión en la cuenta clientes), o el incremento de existencias o inventarios,  por mencionar las más conocidas, es decir, las cuentas del balance que se identifican como corto plazo o activo corriente.

Pero ¿por qué se consideran inversiones? Porque de estos negocios esperamos algún resultado. Por ejemplo, al incrementar los plazos de cobranza suponemos un incremento de ventas significativo por las mejoras en las condiciones comerciales. De igual manera, al invertir en inventarios o existencias estamos esperando un que aumenten las ventas o también lo hacemos porque tenemos una súper oferta en el precio y queremos mejorar el margen (a menores costos, mayor margen).

Esto sucede en condiciones normales, pero en una crisis como la que estamos enfrentando, el sentido de inversión en clientes y existencias o en inventarios se hace más que necesario. Esta será la única manera de poder controlar lo que vendemos y cómo nos abastecemos. 

Debemos tomar en cuenta lo que hemos estado comentando en los artículos pasados. Cuando estimamos la nueva demanda de nuestros clientes, también pensamos en si nuestros proveedores podrán cubrir nuestras necesidades. Ellos también deben preocuparse por su bienestar como empresa, pero nosotros no podemos permitir que se rompa la cadena de atención con los clientes. La coyuntura nos condiciona a todos, y hay que saber amoldarse y tomar las mejores decisiones.

Y ¿cómo estimo esa inversión? Lo vimos cuando realizamos la estimación de nuestra demanda (consulta el artículo 2 para más información). Recuerda que no será necesariamente mayor. Lo más probable es que esta se ajuste hacia abajo, pero que es muy probable que los clientes nos soliciten mejores condiciones de atención, como tiempos de entrega y extensiones de plazos de cobro.

Debemos estimar cuánto más en dinero significa para nosotros extender el plazo de cobro, pero ¿cómo lo podemos calcular? Una forma puede ser determinar el valor de la venta diaria. Con ese número, al multiplicarlo por los días adicionales solicitados por el cliente, nos resultará cuánto más en dinero debemos financiar (interna o externamente) para poder solventar nuestras operaciones y no caer en problemas.

¿Y los inventarios o existencias? Al igual que nuestros clientes nos han solicitado mejores condiciones (tiempos de entrega, extensión de plazos para pagar), debemos buscar en la medida de lo posible, y sin perjudicar a nuestros proveedores, condiciones que se ajusten a nuestra nueva realidad, ya sea que estas sean temporales o de mediano plazo.

Es importante no romper la cadena de pagos, como lo ha recomendado el gobierno. Significa que, además de no dejar de pagar nuestras obligaciones, no apretemos o ahorquemos a nuestros proveedores exigiéndoles ajustes de precios que quizás sean innecesarios. Es tiempo de ponernos en el zapato del otro y ser empáticos: si no lo hacemos entonces estamos propiciando que las empresas empiecen a cerrar operaciones.

¿Qué otras inversiones debemos revisar? Las que teníamos planeadas de incremento de capacidad, de eficiencias, y similares.

Ahora es tiempo de mantener el efectivo lo más disponible posible, pues todas las proyecciones para este año reflejan un bajón de la actividad económica, pero eso es a corto plazo. Cuidado: si la inversión que ya iniciamos es para atender la demanda del próximo año, quizás no convenga detener su desarrollo, pero si cabe renegociar las condiciones de las mismas con los contratistas o proveedores que la están llevando a cabo, además de aplazar la fecha de entrega.

Si no hemos iniciado aún la inversión que teníamos planeada, debemos revisar a detalle cuándo realmente nos convenga retomarla y empezar. Eso va a depender mucho de la fuente de financiamiento que hayamos escogido. Si esta es interna, no afectará el proyecto, ya que al tener fondos disponibles podemos usarlos en la emergencia mientras superamos la crisis. Si ya teníamos un financiamiento aprobado, debemos replantear las condiciones iniciales y no caer en un incumplimiento que a la larga nos pueda perjudicar.

Las inversiones no sólo se refieren a los medianos o grandes proyectos, sino que incluye a los de corto plazo, como la inversión en clientes o en inventarios y existencias. Estas, al ser de tiempo reducidos, deben ser adecuadamente calculadas para no afectar la caja y las operaciones de la empresa.

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