En los negocios tenemos, además de los componentes económicos y financieros, los factores productivos y los aspectos legales, por mencionar algunos de ellos. A pesar de ello, el elemento más importante de una empresa serán quienes la conforman: las personas, desde los propietarios hasta el colaborador de menor rango.
Nuestro análisis no estaría completo si no consideramos las interacciones en las personas y sus efectos en cada decisión que tomemos, sin dejar a un costado los siete pasos anteriores que hemos desarrollado a lo largo de estas publicaciones.
Más allá de los números y de lo que hemos comentado, ¿qué más podemos hacer? En primer lugar, hay que pensar que, en cada análisis y decisión que tomemos, siempre habrá un impacto en las personas que conforman la organización. Debemos procurar que las consecuencias de cada acción sean positivas y, sobre todo en esta crisis, lo menos perjudicial posible.
Debemos ser justos cuando se trata del futuro inmediato de las personas, inclusive el de mediano y largo plazo. Ni exceso ni defectos; siempre el punto medio.
Asimismo, hay que ser considerados, mirar la realidad de cada persona y decidir. No todos viven las mismas realidades y no todos podrán enfrentar los siguientes meses de la misma manera.
Debemos ser prudentes. No nos precipitemos en escoger una alternativa. La cabeza fría, el corazón de fuego y manos de hierro: es lo que se necesita ahora más que nunca. Mantengamos la fortaleza y la templanza como pilares de nuestro carácter. Así podremos manejar y controlar la crisis de la mejor manera.
Se humilde. Entendamos que no vamos a poder resolver todo solos. Pedir y ayudar será, a corto o largo plazo, muy bien recompensado.
Como agregado, aprovecha y busca todas las oportunidades de mejora: las nuevas formas de negocio, de explotar la creatividad, y las nuevas necesidades del mercado. Puede que surja la posibilidad de atender a potenciales y a nuevos clientes.
Si vemos las cosas de esta manera, seguramente vamos a necesitar de la ayuda de todos nuestros colaboradores. Lo más probable es que no “sobre” nadie, pues estaremos enfocados en salir mejor posicionados que antes de esta crisis.
Seguramente pensaremos que es fácil decirlo, pero nada es sencillo en la vida y menos ahora. La única manera de llevarlo a cabo es trabajando. No dejemos que estos enunciados queden en buenos deseos o en una lista de lo que creemos debería hacerse.
Lo que sí está claro es que si solamente nos enfocamos a buscar la manera de cómo resolver la crisis y no miramos las oportunidades, vamos a hipotecar nuestro futuro buscando solamente reducir costos y gastos. Eso es necesario, pero no suficiente.
No veamos sólo el corto plazo. Asumamos un costo muy alto; la recompensa puede ser aún mayor. Recuerda: cabeza fría, corazón de fuego y manos de hierro.